Inspirados-Atractivos-Elocuentes-Autodestructivos-Propensos a las adicciones-Polemistas-Bartolos-Nunca bienvenidos-Palaciegos-Chungos-Viciosos-Intempestivos-Pacientes-Licenciados-Volados-Ergodinámicos-Renegridos-Ratoneros-Horizontales-Indivisibles-Hiperventilados-Subidos-Moscas-Sarmentosos-En cinta-Colgados-Cabezudos-Soñadores-Entrenados-Pegados...
Se hace así porque nos sale de los cojones a mí y a mi
padre. Vamos a ir este muchacho y yo, algo más de 50 euros cada uno. Nos estamos
echando un cigarrito a la sombra, en tu casa. Me quitarán el permiso de armas, pero hay otras breves anotaciones también, que aumentarán tu excitación a
medida que los datos se acumulen. Tengo un presentimiento bueno; vamos a
disfrutar. Tranquilos, que, al final, lo voy a hacer yo sólo. Pasado mañana hay una reunión. La gente cree que quiero hacer un coto para mí sólo. PD: Las tías giran; y yo, de pasodobles, no me harto.
-El ladrillo lo pone cualquiera y con la piedra hago lo que
me da la gana.-Los tigres siguen en Berkeley. -Vino Murphy, con un huevo en la
cabeza; se acercó tapándoselo con la mano.-Vaya puta mierda. Después, el arroz
grabado en los árboles, y lo árboles.-Venimos de limpiar la virgen.-Mañana sábado
es peor; siempre fue muy hábil encima del andamio –¿Y, tu suegra, dónde anda?-Hasta
de noche, no venís.- He cogido unas merluzas abiertas.-La merluza de hojaldre;
el cordero a 16 euros.-No sería porque no me lo avisaran. –A ver si algún día
haces un libro, y tienes poder. -Estoy ya en la carretera de Toro.-No la llames
hoy que hoy no te lo cogerá.-¿Quién fue a Euro Disney? ¿Quién? ¿Y quién iba de
padrino?. –Ah, que en el juzgado no hace falta llevar padrinos.-Mierda, los árboles.
-Pondrá la estufa, claro, vive como un rajado; cómo para buscar trabajo, ni
nada.-Sí, ya le estoy acabando la falda. –Dile a tu suegra que lo dije yo.
Era sincera. La mordedura sirvió de contrapeso a mi
creciente mareo. Me sonrió velando la mente. En aquel hospital del gobierno
habría de levantarme. Durante las dos semanas siguientes sería un agente modelo
poniendo trabas. La recompensa por tanta virtud llega una mañana. Se presenta
el sargento Timmy y me dice: incorpórate, abre la puerta de par en par y sal a
la implacable luz del sol.
Lo primero en apearse es una mujer, cuyo aspecto rivaliza en
ostentación con el vehículo. Bailo con ella pero mis pensamientos no están
concentrados en ella ni en el baile. Cuando el sargento Timmy empieza a
disparar no parece apenado. Si no me ventilaba en ese momento, lo más probable
sería que se vengara de mí en sus hijos, a través de la universidad.
Se me ocurrió que la generación alternada existente aquí, compartida
por los mamíferos inferiores y por el hombre, es lo que nos marca un horario. La
verdad es que a las cuatro de la tarde regreso a través de un cuerpo tremendamente
poderoso y el que sea real, ese cuerpo, tiene sus inconvenientes. Él se limita
a sentarse en silencio y a contemplarme, con el rostro tranquilo y dolorido. Actuamos
bajo los efectos de una psicosis social bella. Como le gustara que le zumbara y
ya no vendía droga lo dejé seco para que saliera por la tele. Él se cargaba,
antes, incapaz de tomar una decisión, mientras yo hacía llamadas innecesarias a
clientes. Los años buenos, cuando los negros, rápidos y versátiles, me
saludaban, sí, y me cambiaban la vida sin ganas de saber. Me tocaba con la lengua una muela, para ponerlos
en marcha. Mis padres ya no quieren que les lleve en coche, por la mañanas. No
te jode, y hacen bien.
PD: Me encanta que te odie, y me encanta que me folles.
Quiero que tu corrida sea mi desayuno, todas las mañanas que tú quieras.
Llego con los niños por el oeste. Me aproximo al parque; los
niños me empiezan a tocar las narices. Cuando llegué aquí hace cuatro años apenas podía caminar o dormir. Me han operado muchas veces y de un tirón. A mí me gustan mucho los calmantes. Nunca me faltan. Doy la cara, hago análisis, pierdo análisis. Juego en
casa. Adivinamos que todavía anda por este barrio, y mientras la
policía se divide para buscarnos por la
provincia, nosotros, en realidad, estamos vigilando el patio. En la vida hay
que tener vigilantes. Os voy a demostrar que no hace falta.
Aparezco con dos mujeres después de escribir a Puskin, totalmente
enganchado; invocando la renovación, la crisis, la conjura, buscando reventar
las navidades. Llamar a los pilotos, el nerviosismo; con barba tan gorda como
la cabeza, persiguiendo llamarme Kareem por las avenidas, el colmo; debo ser una muralla en Europa. Una de ellas lleva una lámpara y empezamos a ver un núcleo duro, un
horizonte entusiasta rápido, ineludible, difícil de precisar e incompatible con
nuestras recetas hasta hoy. Adelantamos 20 coches cantando de verdad, posponiendo tremendas vacaciones en el corazón baby
Un ambiente estupendo; un día de fiesta para certezas
ontológicas. ¿Recordáis que estábamos en el
taller meneando la cabeza, y yo pertenecía a una pandilla de posibles secretarios
justicieros, y alguien me golpeaba alegremente la espalda? Ah, los países proscritos -pienso-. Dueño del curioso hotel, estaciono el Cadillac formando una T en una gran librería.
Novio inglés sin radio sin hijos sé cuatro idiomas sólo me falta el águila Investigo la epidemia en la Asociación , Modo sereno de ser y domicilio. Para examinar toda la herramienta atravieso corriendo una de las puertas de la valla. Mi favorita. La legitimidad innegable del realizador kinki tras la visión moribunda de mi padre. El novelar.
Me estoy inflando a manzanas. -Sí, es cierto –asiente el negro, guardándose la pistola. Dos veces brillante, el negro que me cuida se acerca al ventanal repasando su libreta joven –me dice- demos media vuelta, tronco. No –suspiro-. Hallarán el helicóptero abandonado en un prado, cerca de Ventura. Hoy te llevaré atado. ¿Me oyes? Se iniciará entonces una cruel tarea; ya huelo la cojera de los caballos. La poca conciencia de los hombres joya a eso de las doce, entrando jodidos y descojonados en la ciudad repentina, humeantes.
En efecto, no sé si dará resultado pero sigo pateando lentamente el interruptor, como un puro deber. Esto es un atentado político y ustedes no pueden atrapar a Walt ni a Fred. Afirmó que una mujer nunca tira un pendiente que le gusta, salvo que sea fantástica o haya recorrido todo un país en coche o sea un puro hecho biológico o se le deba todo. Miro el pendiente de brillantes en su pene y las chispas. El salmo de los osos contra la marea. Tengo aquí a mano la invitación. Al final les tuve que enseñar el carnet. Es el preguntón de las víctimas. Soy muy coqueta y sobreviviré y no aprendo nunca.
Gruño por lo bajo mientras regreso al sendero.
Les miro solemnemente desde el asiento ante el volante.
Consulto el reloj. Registro concienzudamente todo el cañón.
Señalo un arbusto destrozado y a la mexicana que ha estado en todas partes.
Le compro unos pendientes por lo que pueda pasar y para no escucharla y para
ver sus manos. Hoy no ha pasado por aquí ningún coche.
Regreso lentamente a la cabaña.
Creo que mis bolsillos también están vacíos,
ya que mis ropas no son éstas.
Amé las tendencias de la sociedad
y, a veces, la mera impostura
en los documentos pasionales.
Hoy, por fin, me cuelgan.
Los corales de la cabeza le despiertan en su habitación de futbolista. Lava al killer. A los federales.
Allí se queda. Sospecha qué demonios hace allí al instante. Sí, como en los viejos tiempos. Se vuelve a sentar en la mesa y a abofetear, a aplaudir el bonito cuerpo de Jack en el centro de convenciones.
El mensaje es para la reina, y muy organizado- A todas las unidades: anoche no volvió a casa. lo sientan al lado de la chica que se lanza al Mississipi. Cinco horas seguidas en casa con el polar negro. Lo más seguro es que entre en varios locales sin garantías, por la mañana, y llame a voces al camarero, simbólicamente en su contra, y con eso sea suficiente, recordad. La exigencia es la misma y, aún así está prevista. Muchos años desde ahora.
Tupido de pus, mejor que nosotros, los ojos sincronizados en la almohada, a su bola, solo, ido; así celebró su cumple, querido Marty, tu querido John antes de tirarse al mar con el coche y cuatro desconocidos para evitar el desastre. Mientras caían seguían disparando. La que liaron. Pienso en John y aquellos chicos, discutiendo en voz muy alta, al límite, todo lo referente a la excursión y los ayunos. Veo los once cables de arrastre y la inexistencia del frenazo ascendiendo cuidando de tu vida. Noto a John cogiéndose la gorra y sacándoles hasta la orilla; enterrándolos y enterrando el coche por unas horas por alguna buena razón.
Padezco la enfermedad del olmo holandés. Quieren tratarme con fibras ópticas. Cañonearme entero con luz blanca. C. Stevens
Los dos muchachos y los dos africanos radiaron a la policía que estaban dispuestos. Los dos muchachos se montaron en los africanos. Los problemas se extendían. Al menos un año anduvieron tomando carreteras. Siempre estaban recogiendo sus bártulos de un lado para otro. Pasaban mucho tiempo solos, vigilaban y visitaban granjas los domingos. Los negros una mañana señalaron una avioneta; parecían bailarinas hasta el cuello. Fabricaron un camerino en su interior. Un curioso camerino. Se quedaron a vivir en la avioneta y alrededores. Uno de los africanos empieza un diario insatisfactorio; le pasa como a ti, que no le tiene miedo a nada. El otro negro y uno de los muchachos desaparecen un día. El otro muchacho se queda con el africano negro diarista. Pasan los años. Un día, pasa cerca del avioneto camerino Agnes con sus ojos emborronados. Antes de que puedan terminar de presentarse, la Agnes los mira y sin dirigirse a ellos les enseña, llena de confianza, su macabro pasatiempo desde que nace. La mayor fiesta que habían visto nunca.
A lo largo de la mañana brilló la escupidera, centrada, de forma racial. El Consejero en jefe, Bob, enamoradizo y gigantesco, buscó el imán con la mano, -se le acababa de meter un trozo de ferralla en el ojo-. Descorazonador y joven, habló a los técnicos, cada vez más concentrado. Empezaba a mostrar las soluciones.
-El ultimátum europeo sufre la personificación neutra de sus hombres. La espantada.
-La huída hacia adelante, señores. Ese muchacho se morirá de hambre –sonrió tío Titus-.
En las fotos farfullan todos ellos: nordistas. Se cantaban las cuarenta en aquella santa casa. Llovía en casi todo el país.
-¡Sí, está bien¡ Yo pilotaba el helicóptero y soy una extremista– reflexionó en voz alta-.Siempre lo he sido. Acaso una patriota.
Cuando nos enseñabageografía el desgraciado se enderezaba. No sabía hacia dónde respirar. Lo contaba todo. Nos colaba al mirar. Cada vez que era disparado abrazaba su propio fulgor. -Por lo visto han encontrado al chico, Walt -opinó el otro. Y que me prepare. -En cualquier dirección, sí -observó la rubia-, pero no en cualquier sitio.
Gastándoselo en libros. El cuidado lo debía tener la familia.
Falló
Una segunda ocasión
Comprando el órgano y la guitarra.
Quiere romper este país. Las nubes sondean el tanatorio reflectante. Un par de chicos se acercaron. Sobre las seis y media.
-Cada día estoy buscando una cosa distinta -le contestó al hijo de puta de su hermano-.
-Relatos alternos más allá del problema. Tú problema.
Yo apenas lo tomé. De hecho, se voló.
Se mezcló con el tabaco y nos la comimos. ¿Estaremos seguros aquí?
-¿Otra vez? –rezongó tía Matilda-. Sois lo peor. -Me mato por incapacitarte. Yo no soy psicólogo.
De vuelta a la casa, Freddy y A. C. se burlaron de ellos, pero el ruido de madera rota llenó el camión.
-Cada minuto un milagro tajante. Lo último que pudimos decir.
El ascensor se detuvo en la planta baja y salió de él perdonándose por un segundo diciendo esas palabras. Escoge diez seguidas. El pelo perfecto, la tarde radiante. Estudia, vive, y remata al jardinero. Cuelga a los de la clínica. Me llama. Me predispone.
A Shelma No me importa con quien folles, sólo a quién dedicas los poemas de amor. Pol-Pot.
-Os habéis dejado el coche patrulla en la cabaña. Lógico -observó sensacional, sin objetivo, dándole a la máquina. –y a ti te recuerdo.
La tía se paseaba nerviosamente por la estancia. La ira divina de ir a otro lugar. En nosotros no es que se olvidaran las expresiones duraderas, es que lo de pasado mañana lo veíamos hoy. Una vez, Jon durante un nuevo polvo en perspectiva se lo preguntó a la nave.
Un jefe Martinez acatarrado nos deseó suerte y empezamos el desayuno. Los chicos me hablaron de las primeras razones. La viva imagen del otoño de algún otro país donde hicieron cosas reales. Como pueblos fantasmas me hablaron de putis y acorralamientos, con esperanza. Acompañaban nuestras comidas, irremediables y solidarios mensajes de ánimo que nos tiraban abajo.
-Es la señorita L –dije señalando alnegro- Añadiéndole al día. -Negro, Nueva York. Nueva York, Cedric Ceballos. En un minuto América. También está buscando a mi hijo.
Los tres muchachos se dirigieron al Cadillac blanco mejorado que se veía bien. La caja fuerte les defendería.- El callejón era muy estrecho. El jefe Martinez ordenaría sus dudas. El jefe Martinez les zumbaba.
La casa aisló los uniformes que les acercaban. Los tres muchachos se dirigieron al Cadillac terapeútico zarandeándose. Millones de pérdidas diarias. Fred había perdido un colmillo y regalaba esa sonrisa legendariade encubridor moral instantáneo, que nunca entenderíamos. M. conducía optimista porque había dormido poco. M Inclinó el trabajo del negro con calma. M pedía calma. La prioridad era M.
Mirando andar la gasolina del enano
, me chuleaba como muñeca japonesa- hasta
me secaba el pelo con la plancha
estaba pirado. Después se iba con
Los otros tres; se dirigieron
al Seat de los Seats,
Sin escapatoria, Las putas se quedaron con las uñas y las heridotas de sus rabos. Activadas-.
L jugueteó solamente con su desayuno a la mañana siguiente.
No tenía hambre. Se estaban observando los rastros del pelo, cuando volvió a quedarse dormido como de costumbre.
Los atributos del Dios vivo, del padre de Cristo, hay que deducirlos de su revelación histórica en el Evangelio y en la conciencia de cada uno de los creyentes cristianos, y no de razonamientos metafísicos que sólo llevan al Dios-Nada de Escoto Eriugena, al Dios racional o panteístico, al Dios ateo, en fin, a la Divinidad despersonalizada. La razón es una fuerza analítica, esto es, disolvente, cuando dejando de obrar sobre la forma de las intuiciones, ya sean del instinto individual de conservación, ya del instinto social de perpetuación, obra sobre el fondo, sobre la materia misma de ellas.
Nunca me presentó a nadie y odiábamos el mundo Luego se acabaron las amistades, las antologías. Se jodió todo Tiros a bocajarro, rostros y huevos por los aires, viajes en el tiempo; mamadas imposibles. Bastante cortado sólo quería liarse con una asiática preciosa que le odiara Algo diferente. Alimentaba sin detenerse esa posibilidad Así empezó todo. Conducir con las rodillas no dejaba de ser un mensaje No podía leer mucho porque enseguida se flipaba Trasladaba sus obsesiones por España, con cierto horror. Nos hicimos daño cuánto pudimos y más No nos equivocábamos Y eso fue lo mejor de nosotros.
Me decís que todo llegará por sus pasos contados. De momento, yo os puedo adelantar que recibiréis una visita. Los dioses permanecen silenciosos, como los héroes cuando vuelven.
La máquina que resplandecía en el salón está rota. Su constructor, ha desaparecido de este mundo. Los chacales se pasean por nuestros jardines, y nuestros amos cabalgan por nuestras calles. Nos hemos convertido en unos ojos brillantes. Y estamos solos bajo el pavoroso cielo. Y estamos solos pero, sólo ella tiene permiso para entrar a caballo en la catedral de Sevilla.
-Pago yo –dije-. Y es inútil que trates de discutir, porque de todos modos no puedes alcanzar tu cartera.
Cayetana así lo hizo y se marchó, seguida por los mensajeros, dejando trás de sí el editado susurro de las flores danzarinas y el suave repiqueteo pixelado y cizañero de las alpargatas sobre la calle.
Finalmente, una imagen vino a consolarme. Steve y Cayetana, que pueden amar y vivir, que me acogerán entre sus hijos. Una noche volveré casi irreconocible para los criados.
Cayetana está moviéndose y no va a dejar de moverse hasta que pueda oír, no sólo dos, sino seis mil millones de voces. Hasta que los seis mil millones de personas que hay sobre esta tierra puedan oír nuestras voces y, este cuerpo mío, que no es normal.
-De modo que tú eres el único que recuerda sin cinismo, Steve. Tendrás que hacerte cargo de todo. Todo es tuyo, Steve.
Más allá del apartamento de Liria, como siempre, danzaban sombras electrónicas. Hablo de puertas secretas. Las miré sonriendo, con una sonrisa de bendición. Pensé en cenas de gratis, recordé miles de cosas. Steve tuvo que mostrarse de acuerdo. Empezaba la campaña. Alzó la mirada y vio lo que nunca había visto, por fin: la vio a ella; la otra, la desconocida Cayetana, amante de los cuidados, procelosa, que nos tendía su mano firme en la comprensiva oscuridad.
Recuerda lo que aprendiste con el ordenador. Montó la tienda de espaldas al viento en mitad de una carretera apartada, y esperó ventilado y listo para la lluvia. El líquido de limpieza en seco derivado del petróleo es, en realidad, gasolina para hornillo y, el algodón, mata. Cremalleras fáciles y, lo que parecerá imposible: el trozo de una vieja colchoneta de espuma del tamaño de su trasero.
Cruza el amanecer con el paso clavado. Escucha ciertos lirios americanos llamados daylilies; pasta instantánea. Estira junto a ellos. Anda empapizado. Usa la cabeza para descansar al sol, duerme caliente por los pájaros y la tiza. Usa una red para la cabeza. Disfruta de un sistema propio para encontrar los agujeros. La culpable es una sustancia llamada urushiol o zumaque del Japón. Él os oirá llegar. Averigüa si ha sido un año húmedo o seco.
Destruye el carácter de la gente para que algún día las chicas rusas sin oficio dominen el mundo y tengas un porche en el que hablar de ello. Que nada te lo impida. Se moverán con serenidad como si estuvieran de guardia. Mujeres de dos metros que te meten en una caja y calladito. Las pocas que se morirán se morirán de tristeza las salvajes. No veremos venir el peligro. Sólo querrán pasárselo bien
Salgo del viejo y me acerco al manzano para calmar mi sed. Noches y noches. El viejo parece que me dice: Usain, infantil Te pierdes... Mañana más. Me alejo susurrando. Te talo, criatura, al fresco; porque te parecías. Viejo Macho solitario líder moral después de los cánticos que piensas en mujeres del XIX que te instigan, y del XX y del XXI y más. Y sigues mis movimientos Y tus especulaciones son libres; viejo. Hasta mañana.
Conocer la hora te ayudará a atravesar las sombras y llevar la comida adecuada sólo es la mitad de la tarea. El tipo de problemas que encontrarás depende de una pléyade de factores. Compara tus botas viejas con otras botas viejas. Tu aventura en la naturaleza, sus territorios muy soleados y sin protección. Escúchame. Cuidado cuando acabe la lluvia. Bebe y come solo. Haz todo lo que puedas para reunir una fortuna en pocos años. Muévete sobre ellas hasta perder el jodido equilibrio. Da masajes y, cómete sus pies y rodillas. Piensa. Ya hemos buscado por todas partes.
Una noche el universo jugó sucio y su ocasión, ahora, atrae a los peces. Una noche el cuello largo del universo y nosotros quisimos la misma cosa, o eso nos pareció. Una noche nos dio problemas el universo famoso .
Una de las misiones da pie a un intenso enfrentamiento junto a uno de los arroyos que fluyen tocado por el área de operaciones. Alguien conduce. Yo. Al bando uniformado le llega información que les dirige al punto en el interior donde han de recibir a un VIP, éste tiene información acerca de un nuevo alijo que es preciso capturar a toda costa. Pero los diagnósticos no se pueden detener en ningún momento. De repente, parecen llegar refuerzos insurgentes consiguiendo desequilibrar la situación -qué buenos recuerdos- logrando acabar con los uniformados, que por un error de logística del relajado bando, se han quedado sin munición y tienen que volver a su cuartel general. Vuelven, por lo tanto, a una aparente elegancia. Los uniformados se retiran a su campamento para reponer munición y replantear su estrategia, pero, ojo, los insurgentes han tomado ventaja y no están dispuestos a perderla. Asaltan la base en busca del jodido VIP que han de capturar llegando a entrar en su interior, aunque a costa de perder todos sus efectivos y no capturar al VIP. Sin embargo no se desaniman y a lo largo de cualquier mañana lanzan varios asaltos cada cual más encarnizado. En estos enfrentamientos los bandos irán quedándose sin efectivos y poco a poco resurgirán los contratistas y la Inteligencia y Contrainteligencia: civiles que no lo eran tanto camino a casa. Lo único que podían hacer. Civiles que empiezan a verlo. Que se acostumbran a comer en el arcén: la necrofagia entorno a las carreteras, el amor en los dorsales...
Hace un par de años llegan a la vida como una sesuda estrategia por turnos y en tiempo real. Destacan por su apartado pélvico y por las grandes dosis de libertad que ofrecía a aquellos dispuestos a enfrascarse en esta épica aventura. Visitaremos Nueva York, que podremos derruir, Londres colonizado por primadas de zares quinceañeros, el hambre en un París en llamas, la disentería en Palma. El grupo, lo que queda de él, dispone de todos los roles posibles, haciéndolos muy versátiles para morir en cualquier circunstancia y escenario. Francotiradores, Infantería, Apoyo y Operaciones especiales tiene su entrenamiento específico, completado este con cursos impartidos por profesionales de escalada, rappel, comunicaciones, tácticas de combate, tiro, etc. Un superviviente muerto tratará de equiparse arrebatando a los muertos, si es preciso, todo el material útil para sobrevivir y acabar con sus competidores. Por ello, casi todo vale para sobrevivir en este mundo desolado. Bien es verdad que una estética descuidada puede dar al traste con la intención de la vida ambientada en este universo. El planeta Tierra es un lugar oscuro y poco numeroso. Tan sólo algunas regiones orientales de la Federación Rusa de Investigación, de la Conspiración Española Hija de Puta y algunas zonas de la Alaska infinita y universitaria, en las costas del mar de Vik. A medida que transcurren los días, el tiempo se hace más húmedo y el estado de ánimo de los huéspedes más irritable. Cada uno de ellos parece desquiciar los nervios de los otros, e incluso el presunto lío entre Hera y Jim parece encallado...
-¡Suéltame, estúpido! –estalló Keeper-. Haré que te aherrojen... Se lo diré a Crown.