Aparezco con dos mujeres después de escribir a Puskin, totalmente
enganchado; invocando la renovación, la crisis, la conjura, buscando reventar
las navidades. Llamar a los pilotos, el nerviosismo; con barba tan gorda como
la cabeza, persiguiendo llamarme Kareem por las avenidas, el colmo; debo ser una muralla en Europa. Una de ellas lleva una lámpara y empezamos a ver un núcleo duro, un
horizonte entusiasta rápido, ineludible, difícil de precisar e incompatible con
nuestras recetas hasta hoy. Adelantamos 20 coches cantando de verdad, posponiendo tremendas vacaciones en el corazón baby
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