STEINBURG, EL CAMARERO

Esta bola china se superpone con la realidad, creando un lugar fuera de todo lugar. Cada vez que es desenterrada, se lleva consigo una porción mayor de la tierra que agregar a sus dominios. Con cada aparición, propaga centellas, corrupción y perversión como una ola devastadora, hasta que siete místicos se sacrifiquen para devolverla al abismo. La profecía dice que su séptima tentativa será la última. La profecía afirma que la bola se abrirá paso hasta nuestro mundo dando voces, por siete veces. La presencia de la bola sigue infectando, ulcerando, eón tras eón, derribando el tejido de la realidad mientras la civilización humana florece a su alrededor. En un remoto desierto de oriente medio, ella es acariciada. En el lugar en el que la bola ha rozado por primera vez el mundo, deja una impronta tan poderosa que ni el exilio al que se le sometió pudo evitar que vuelva para reclamar sus derechos de bola. Dejé la bola inacabada y la traicioné desenterrándola, dejándola sola y sin amor. La bola volvió a empezar de cero; molesta por el poder de su creación. No era ni hombre ni mujer, ni oscuridad ni luz; era un ser singular, bella y terrible bola a un tiempo.

Rafi E.
Y La Titina